Las Cuevas de Batu existen desde hace millones de años, pero durante la mayor parte de ese tiempo sólo formaban parte del paisaje natural. Las comunidades locales orang asli lo utilizaban ocasionalmente como refugio y los colonos chinos, en el siglo XIX, para recoger guano de murciélago (básicamente, fertilizante).
Eso cambió en 1878, cuando el naturalista americano William Hornaday escribió sobre las cuevas. Su obra llamó la atención de los colonialistas británicos y de los terratenientes locales. Sin embargo, a estas alturas, no había templo.