Lo primero que notarás es la gran escalinata que conduce a la Cueva del Templo. Subirás 272 escalones pintados de colores brillantes que constituyen uno de los momentos fotográficos más emblemáticos de Malasia. Es un poco cuesta arriba, sobre todo con el calor, pero merece totalmente la pena. Verás pájaros de colores, monos juguetones y los espectaculares acantilados de piedra caliza que rodean la zona.